Hay viviendas que no solo destacan por lo que ofrecen dentro, sino por todo lo que representan alrededor. Este pareado de 140 m² en una de las urbanizaciones más valoradas de Tomares es uno de esos casos especiales. Desde fuera ya se percibe la tranquilidad, el orden y el nivel del entorno: una comunidad privada, completamente peatonal, con accesos controlados por código, videovigilancia —una cámara frente a la propia vivienda—, zonas verdes cuidadas, árboles frutales y un ambiente sereno que es difícil de encontrar hoy en día. Vivir aquí es, simplemente, vivir mejor.
La casa, de esquina, abre sus puertas a un salón donde los techos altos marcan la diferencia. Esa sensación de amplitud, de aire y de luz, crea un punto de partida que se mantiene en el resto de la vivienda. El comedor, con su chimenea, aporta carácter y calidez; la cocina, reformada hace apenas un año con gres porcelánico y acabados actuales, transmite la comodidad de lo bien pensado; y la amplia sala de estar de la planta baja añade un espacio versátil que se adapta a cualquier necesidad. Desde ambas zonas se accede al gran patio, un espacio amplio, alicatado, privado y con salida independiente a otra calle, perfecto para disfrutarlo en cualquier época del año. Además, cuenta con un práctico grifo de pozo sin contador, ideal para el riego de plantas, llenar una piscina o facilitar la limpieza del hogar sin preocuparse por el consumo.
En la planta superior, los dormitorios mantienen la luminosidad y la sensación de desahogo que caracteriza a toda la vivienda. Todo es exterior, incluidos los baños, algo cada vez más difícil de encontrar y que marca la diferencia en confort. Desde una de las habitaciones, el acceso a la buhardilla abre un abanico de posibilidades reales: estudio, zona de trabajo, sala de juegos o un refugio personal al margen del resto de la casa. Aunque construida en 1987, la vivienda se ha actualizado con criterio: ventanas climalit, rejas renovadas, persianas de aluminio, tres splits frío/calor, alarma y placas de agua caliente de alta gama, todo orientado a mejorar la calidad de vida sin perder la solidez de la construcción original.
Pero es el entorno el que termina de elevar esta casa por encima de la media. El mantenimiento constante, la vegetación cuidada, la iluminación LED, la presencia discreta pero eficaz de vigilancia, el club social con chimenea y la piscina comunitaria de gran tamaño —la mayor de Tomares— crean un entorno donde la convivencia es agradable y el día a día resulta cómodo y seguro. Incluso la plaza de aparcamiento en superficie junto al club forma parte de esa practicidad que suma sin llamar la atención.
Tomares es, de por sí, uno de los lugares más demandados para vivir en el Aljarafe. Acceder a una urbanización como esta, en una zona consolidada, tranquila y con un vecindario excepcional, es entrar en un nivel de calidad de vida superior al habitual. Y esta vivienda, amplia, luminosa, bien cuidada y rodeada de servicios y seguridad, ofrece exactamente eso: un hogar que no se encuentra todos los días y que marca una diferencia real para quien busca un lugar donde vivir bien, sin renuncias y con una tranquilidad que hoy vale más que nunca.
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