Desde el primer instante este piso transmite una sensación de equilibrio, dulzura y hogar. La vivienda ha sido decorada con un gusto exquisito, combinando tonos suaves, luz natural y una distribución que invita a disfrutar cada espacio sin prisas. El dormitorio principal es una auténtica escena de calma con su cabecero rústico en madera decapada, detalles decorativos que despiertan ternura y una atmósfera que invita al descanso. Los textiles, las lámparas y los pequeños objetos que acompañan la estancia no son solo decoración, son parte de una forma de vivir serena y cuidada.
El salón-comedor es una prolongación de esa sensación de bienestar. Las fibras naturales, la calidez de la madera y los guiños gráficos en las paredes aportan personalidad sin saturar. Cada rincón está pensado, desde los cestos de almacenaje hasta las velas y cojines, creando un entorno muy visual pero también acogedor. Es un espacio que invita a compartir comidas, charlas largas o simplemente a dejarse llevar por la paz del ambiente.
La cocina combina modernidad y funcionalidad. Con mobiliario en acabado negro brillante y encimera de madera, transmite carácter sin perder frescura. La isla que separa la zona de cocción del resto del espacio permite cocinar sin perder el contacto con todo lo que sucede alrededor. La iluminación, los pequeños detalles verdes y los electrodomésticos integrados refuerzan la idea de que este hogar está listo para entrar a vivir sin preocuparse por nada más.
Dos baños completan la distribución, ofreciendo comodidad tanto para quienes viven como para quienes visitan. La vivienda está ubicada en una zona tranquila, bien comunicada, perfecta para quienes buscan serenidad sin renunciar a la conexión con la ciudad.
Este piso no solo está en perfecto estado, también tiene alma. Y cuando un espacio transmite hogar desde la primera imagen, sabes que estás frente a algo especial.
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