Presentamos una propiedad extraordinaria, reservada para quienes saben reconocer el valor de lo auténtico y la belleza del tiempo. Una casa construida en el año 1652, en plena época barroca, realizada íntegramente en piedra y con una arquitectura que ha resistido siglos conservando su identidad, su fuerza y su estilo. Una vivienda que no solo cuenta una historia: es historia.
La estructura principal de la vivienda está organizada con una planta en forma de U, un diseño tradicional que acoge en su centro un gran patio interior.
Las dos alturas de la construcción se reparten con coherencia y funcionalidad, manteniendo una clara separación entre áreas de uso cotidiano, antiguas zonas de trabajo y espacios auxiliares con gran potencial.
Al acceder por la puerta principal, nos encontramos con un hall de bienvenida que conecta las diferentes estancias de la planta baja. A mano izquierda, aparecen las antiguas cuadras, testimonio vivo del uso agrícola y ganadero que caracterizó a la propiedad durante generaciones. Espacios amplios, con techos altos, muros de piedra y una estructura rústica que conserva su esencia original.
Siguiendo el recorrido por la zona principal de la casa, la planta baja se compone de una cocina tradicional y dos habitaciones, que pueden servir como dormitorios o salones auxiliares. En este mismo nivel, encontramos también un baño completo, amplio, con bañera, ubicado estratégicamente en el hall central para dar servicio a toda la planta.
La planta superior se distribuye en tres amplias habitaciones, con techos de madera, vistas al exterior y un entorno silencioso ideal para descanso. La amplitud de estos espacios permite infinidad de opciones, desde dormitorios principales hasta zonas de lectura o estudio.
La segunda entrada a la vivienda, ubicada en uno de los extremos de la U, fue antiguamente destinada al paso de carruajes y animales. Su arco de piedra y dimensiones generosas revelan la vida rural de antaño y aportan una versatilidad única a la propiedad: hoy puede usarse como acceso independiente a otra sección de la casa, como cochera o como acceso a una zona rehabilitada con fines turísticos.
Desde el patio interior, se accede a una zona anexa de la vivienda que destaca por su estado de restauración: la piedra ha sido tratada y puesta en valor, respetando el carácter original de la construcción. Este cuerpo secundario también dispone de dos plantas totalmente diáfanas, listas para ser adaptadas según las necesidades del nuevo propietario.
Esta propiedad no es simplemente una casa: es una declaración de intenciones, una invitación a vivir de forma distinta, en contacto con la historia, la naturaleza y la autenticidad. Con más de 400 años de historia, esta edificación barroca sigue en pie, orgullosa, firme y rebosante de potencial.
Es una oportunidad única, no solo por su valor arquitectónico, sino por el alma que contiene cada muro. Un espacio que espera a alguien que sepa ver más allá de lo habitual, que entienda el privilegio de habitar un lugar con historia, con personalidad y con un futuro aún por escribir.
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