Hay casas que simplemente están bien. Y hay otras que te hacen imaginar tu vida dentro desde el primer instante. Esta es una de esas. Ubicada en una zona tranquila y familiar, esta casa adosada transmite equilibrio, luz y esa sensación de hogar que no se puede describir, pero que se siente. Aquí todo fluye: desde el recibidor que te da la bienvenida con calidez, hasta los espacios abiertos donde compartir tu día a día se convierte en lo más valioso.
La planta principal está pensada para disfrutar sin esfuerzo: una cocina con alma, donde cocinar deja de ser rutina y se convierte en un placer. El salón-comedor es amplio, luminoso, y conecta con una terraza perfecta para esos cafés al sol o cenas con amigos cuando cae la tarde. Todo el espacio invita a detenerte, a respirar y a disfrutar. Subiendo, te esperan cuatro habitaciones que no son solo dormitorios: son espacios con identidad propia. Una habitación para ti, otra para tus hijos, otra para tus ideas, tus libros, tu estudio… Lo que necesites. Todo cabe. Todo encaja.
Y justo arriba, ese extra que marca la diferencia: una buhardilla luminosa, íntima y versátil. Un lugar donde puedes desconectar del mundo, trabajar en silencio o simplemente tener tu rincón personal. El tipo de espacio que no sabías que necesitabas hasta que lo tienes. Pero lo mejor está en los detalles cotidianos: el patio exterior, perfecto para jugar, leer, tomar el sol o montar cenas bajo las estrellas; el garaje cómodo, el lavadero, y una distribución que separa las zonas comunes de las privadas, para que cada momento tenga su espacio y su ritmo. Esta casa no solo es práctica: es real. Es cálida, es funcional y está lista para acoger historias nuevas. Si estás buscando un lugar donde vivir bien, de verdad, y crear recuerdos que queden, esta casa te está esperando.
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