Hay pisos que se sienten bien desde la puerta.
De esos que respiran amplitud, luz y calma.
Y este, en pleno corazón de Los Molinos, es justo eso: un hogar de los que ya no se encuentran.
La vivienda cuenta con cuatro habitaciones, todas exteriores. Dos son dobles (una de ellas tipo suite con baño propio), una mediana y otra individual perfecta como despacho o cuarto infantil.
Una de las habitaciones dobles tiene además una galería con balconcito interior, ese rincón ideal para dejar que entre el aire y la luz de la mañana.
El salón comedor es de los que enamoran — casi 30 m² llenos de claridad, con salida directa a una terraza que invita a disfrutar. Su forma rectangular permite crear dos ambientes: uno para las sobremesas largas y otro para el relax de sofá y manta.
La cocina, amplia y práctica (más de 10 m²), está perfectamente equipada y cuenta con lavadero independiente, ideal para mantener todo en orden sin restar espacio.
En total, dispone de dos baños completos, ambos de cuatro piezas y en perfecto estado. Materiales cuidados, acabados de calidad y dimensiones generosas.
Y si hablamos de espacios que marcan la diferencia… la terraza es la reina.
Con más de 20 m², dividida en dos alturas, orientada al este y bañada por el sol de las mañanas. Perfecta para desayunos al aire libre, plantas o simplemente disfrutar del silencio del barrio.
Se completa con trastero en las zonas comunes y un entorno tranquilo, con buen vecindario y servicios a mano. Aquí aparcar no es una odisea, y eso también se agradece.
Puertas de cerezo, carpintería exterior de aluminio lacado blanco con doble cristal, suelos de gres porcelánico y calefacción en todas las estancias. Todo cuidado, todo pensado.
Un piso que combina espacio, luz y calidad de vida.
De esos que se viven, no solo se estrenan.
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