El refugio donde la rutina se convierte en calma – Calle Porrera, Reus (Zona Migjorn)Había una vez, en la tranquila zona residencial de Migjorn de Reus, una casa que no solo tenía paredes y tejado, sino también alma.Una casa que amanecía con el canto de los pájaros del parque cercano, que olía a césped recién regado y a café por las mañanas.Era una vivienda moderna, de 159 m², creada para quienes buscan algo más que un lugar donde dormir: un lugar donde vivir de verdad.Tenía cuatro habitaciones llenas de luz, tres baños que invitaban a empezar bien el día, y un garaje privado donde el coche descansaba seguro después de cada aventura.Detrás de la casa se escondía su secreto mejor guardado: un jardín privado de 50 m², con césped artificial, una zona chill-out que susurraba “quédate un rato más”, una barbacoa lista para las risas de los fines de semana y una piscina amplia, perfecta para los días de verano que nunca deberían terminar.En la planta baja, el corazón de la casa latía entre la cocina independiente —donde se cocinaban sueños y aromas— y un salón-comedor luminoso que abría sus puertas directamente al jardín.En la primera planta, dormían las historias de cada noche: tres habitaciones (dos dobles y una individual) y dos baños, uno de ellos dentro de la suite principal, con grandes ventanales por donde la luz jugaba a colarse cada mañana.Y en lo más alto, en la buhardilla forrada de madera, un pequeño refugio donde nacían ideas, proyectos y momentos de calma. Desde allí, una terraza solárium miraba discretamente al jardín, observando cómo la casa respiraba vida.La vivienda ofrecía calefacción de gas natural y cocina de gas, porque incluso los detalles más pequeños importan cuando se trata de sentirte en casa.Así era —y es— esta casa de la calle Porrera:un hogar donde la rutina se convierte en calma, donde cada rincón invita a quedarse y donde los días se viven, no se cuentan.Quizás sea esta la historia que te falta por empezar.
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