Al cruzar la puerta sientes la mezcla del encanto tradicional mediterráneo con la comodidad contemporánea: la piedra visible en las paredes te conecta con la historia de la vivienda, la chimenea invita a tardes relajadas, la cocina abierta facilita la vida social y familiar. Las ventanas permiten que la luz natural entre, creando juegos de sombra en muros de piedra y vigas de madera. En los dormitorios se respira tranquilidad, quizá con vistas al patio interior o a tejados del pueblo. Por la noche, el silencio del centro se combina con la cercanía del mar, aportando un ambiente muy relajado.
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