San Martín del Rey Aurelio: un corazón minero en el alma de Asturias
En pleno corazón de Asturias, allí donde los montes verdes se funden con la historia y la memoria de un pueblo trabajador, se levanta el concejo de San Martín del Rey Aurelio. Tierra de cuencas, de carbón y sudor, pero también de paisajes que arrebatan el aliento y de una identidad que late con fuerza en cada rincón. Este concejo, situado en la comarca del Nalón, combina la herencia industrial con una renovada vocación cultural y turística que invita a descubrirlo con calma y con los ojos bien abiertos.
San Martín se divide en tres núcleos principales que, sin perder su esencia común, ofrecen personalidades propias: Blimea, El Entrego y Sotrondio. Blimea, con su aire de pueblo grande, guarda rincones llenos de historia y tradición. El Entrego, por su parte, es un hervidero cultural y científico, gracias al Museo de la Minería y de la Industria, que recuerda con orgullo el pasado minero de toda Asturias. Y luego está Sotrondio, el alma del concejo, cruce de caminos, corazón vivo que late con fuerza propia.
Sotrondio no es solo una población; es una invitación a caminar por su historia y a mirar hacia el futuro. Situada en el centro mismo del concejo, es un punto estratégico con excelentes accesos por carretera (AS-17, AS-338) y conexiones regulares de autobús y tren que la comunican con Oviedo, Langreo y el resto del valle del Nalón. Cuenta con todos los servicios necesarios: centros educativos, instalaciones deportivas, comercio local, y una agenda cultural que no cesa, desde fiestas patronales hasta encuentros literarios o conciertos.
Pasear por la ribera del Nalón, asomarse a sus antiguos pozos mineros hoy reconvertidos, descubrir su iglesia de San Martín o simplemente sentarse en una terraza a escuchar hablar a la gente con ese acento tan nuestro, es entender que Sotrondio y San Martín entero no solo tienen pasado: tienen presente y futuro.
Aquí no hace falta disfrazar nada. Lo auténtico se muestra tal cual es: noble, acogedor, lleno de carácter. San Martín del Rey Aurelio es Asturias en estado puro, y Sotrondio, su corazón palpitante.
El Cantu: un rincón con alma a un paso de Sotrondio
A menos de diez minutos en coche desde Sotrondio, subiendo por una carretera que serpentea entre castaños y praderías, se llega a El Cantu, una pequeña aldea que parece detenida en el tiempo. Aquí, el aire huele a leña y hierba mojada, las vistas se pierden hasta el Parque Natural de Redes y, en los días claros, se adivinan los contornos de Laviana al fondo. Un lugar donde el silencio solo lo rompe el canto de los pájaros o el eco de alguna campana lejana.
En esta aldea, una casa de piedra adosada ofrece una oportunidad que cada vez es más difícil de encontrar: la posibilidad de rehabilitar, no construir. Porque donde otros levantan ladrillo, aquí se conserva la historia. La casa cuenta ya con agua, luz y saneamiento, lo que permite empezar la reforma desde el primer día, sin esperas ni burocracias complejas. Y eso es solo el principio.
La estructura mantiene todos los elementos tradicionales del estilo asturiano: un corredor de madera orientado al sur, ideal para sentarse con un libro o tender las hierbas de San Juan; una cocina con su vieja cocina de carbón, aún funcional, que recuerda aquellas tardes de invierno entre potes y conversación; y un horno de piedra que fue testigo, durante generaciones, del pan y la empanada, de las castañas asadas y de las reuniones familiares.
Reformar esta casa no es solo mejorarla: es devolverle la vida, adaptarla con cariño al presente sin borrar lo que fue. Frente a las construcciones nuevas, que muchas veces rompen el paisaje y pierden el alma, esta vivienda ofrece solidez, autenticidad y un vínculo directo con la tierra y la memoria de Asturias.
Vivir en El Cantu es respirar otro ritmo, sin renunciar a nada. La cercanía con Sotrondio permite tener a mano todos los servicios, desde supermercados hasta transporte público, mientras se disfruta de la tranquilidad total del campo. Una casa así no se construye: se recupera, se habita, se honra.
En tiempos de prisas, quien reforma en El Cantu elige permanecer. Y eso, en Asturias, siempre ha sido señal de buen juicio.
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