En pleno Casco Antiguo de Altea, donde las callejuelas empedradas tejen historias de siglos pasados, se alza majestuosa una casa de tres plantas y 334 metros cuadrados. Su fachada es tan blanca como el resto y parece una más entre miles, pero quien en ella habitó durante años la ha convertido en algo único en el mundo. Esta joya arquitectónica fue el hogar de un intrépido viajero y encanta a todos aquellos que la visitan. Los exóticos tesoros expuestos en ella expuestos son muestra irrefutable del espíritu de su propietario, con objetos traídos de tierras lejanas que narran historias de lugares remotos y encuentros inolvidables.Al entrar, te sumerges en un universo de colores y texturas. De los techos cuelgan lámparas de la Medina de Marrakech, las estanterías son reflejo de los viajes al Oriente y los budas son parte imprescindible de casi todas las estancias del hogar. Mientras tanto, los muebles vintage comparten espacio con obras de arte contemporáneo y la colorida cocina y comedor son el escenario perfecto para largas veladas con amigos y familiares. En lo más alto nos espera un oasis de paz y serenidad donde el tiempo parece detenerse ante la majestuosidad del Mediterráneo extendiéndose hasta donde alcanza la vista. Es el lugar perfecto para disfrutar de inolvidables puestas de sol y noches estrelladas en buena compañía.A pesar de lo exótico, la casa no deja de ser práctica, con entrada independiente a sus diversas plantas y un amplio espacio en su planta baja que puede convertirse en un garaje para tres o cuatro coches, ofreciendo una comodidad inigualable en el corazón del casco antiguo. El potencial de la propiedad es ilimitado, ya sea como vivienda unifamiliar o como inversión inmobiliaria.Planta baja: Salón, aseo, cocina.1a planta: 1 aseo, 1 baño completo con bañera, 1 habitación.2 planta: salón, gran terraza, 1 aseo.
Escribe tu dirección. Obtén al instante tu valoración GRATUITA