Hay casas que solo son ladrillos.Y luego está esta.Una casa que respira los aromas tostados de la fábrica de Estrella Levante,donde la espuma no solo corona los vasos, sino también los atardeceres.Una casa que escucha, a lo lejos, el rugido suave de Terra Natura,donde la vida silvestre y las risas de los niños dibujan las tardes de domingo.Dos plantas para escribir dos capítulos distintos de una misma historia.Abajo, un local amplio con un patio que invita a ser taller, garaje, estudio, refugio.Un espacio que aguarda la chispa de una idea.Arriba, el hogar:Dos habitaciones bañadas de luz, un salón comedor que huele a sobremesas largas,una cocina independiente donde las recetas se convierten en tradición,un trastero para guardar los veranos pasados y un solárium para imaginar los que vienen.Como toda historia con carácter, esta casa guarda cicatrices que piden ser tocadas.Necesita una reforma, sí — pero no cualquiera:una reforma a medida de quien sepa verla con ojos de creador,de quien entienda que las paredes imperfectas son lienzos en blanco,y que darle forma a un hogar es la más bella de las artes.No es solo una casa.Es un lugar entre el bullicio y la calma,entre la espuma y la selva,entre la ciudad y el respiro.Si sabes mirar más allá de las paredes,quizás esta casa también te esté buscando a ti.
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