Mi casa es de piedra con vivencias, y está construida en una parcela de 1450 m2 con diferentes niveles ajardinados donde pueden jugar los niños. Consta de tres plantas con decoración rústica y elementos originales que te transportan a tiempos pasados. Con estancias muy acogedoras que han sido disfrutadas y compartidas con ilusión. Aquí acaba una bonita historia. Y ahora, aquí puedes continuar la tuya. ¿ Te atreves a cambiarla ?
No te lo imagines. ¡ Vívelo !
Estaciono el coche en el punto más alto del pueblo y observo el paisaje, la paz de las casas, con sus tejados brillantes. El río fluye en murmullo y el humo de las chimeneas asciende sin prisas, mientras mis hijos corren por el jardín. Mi casa es la primera del pueblo, la de arriba, rodeada de verde y árboles con historia. Podría cultivar un huerto o hacerme una piscina, incluso ampliar la casa en su terreno edificable, pero todavía no. Ahora vengo a respirar, a sentir este silencio que me reconforta. Dejo las cosas, los agobios y bajo paseando por sus calles medievales, bebo agua de la fuente, saludo a los vecinos y compro pan y embutido artesanal para cenar y coca para desayunar. O mejor aún, voy a mi restaurante favorito.
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