“Parecía que nunca iba a llegar pero, por fin, el día se ha terminado y ya has llegado a casa. Abres la puerta, enciendes la luz y dejas el abrigo en el armario del hall. La casa está vacía… o por lo menos eso parece ya que cuando has aparcado el coche el de tu marido estaba en frente, en vuestra segunda plaza de garaje, que acertadamente decidisteis comprar junto con el piso, ya que era opcional. Caminas hacia el dormitorio principal mientras te quitas los zapatos que han estado contigo durante todo este largo e interminable día. Te apetece sentir el calor que desprende la calefacción de suelo radiante.En el dormitorio principal tampoco hay nadie así que decides quitarte la camisa y ponerte una ropa más cómoda pero, de entre los dos amplios armarios del vestidor… ¿cuál era el que tenías reservado para ti? Las mudanzas es lo que tienen, hasta que te acostumbras a tu nueva casa todo parece que está escondido.Decides ir hacia el salón pero antes te paseas por las habitaciones. Enciendes las luces y miras a través de las ventanas cómo el día se va terminando. Todavía quedan varias cajas que desembalar pero ya puedes imaginarte a toda tu familia jugando juntos.Llegas al salón y entras en la cocina, te giras y ves una vela encendida en la terraza. Es entonces cuando te das cuenta que allí está él.“¿No crees que nuestra primera noche en casa se merece una cena especial para inaugurar la terraza?”Te acercas y le besas. La noche ya ha caído y os sentáis a cenar mientras piensas que esta será la primera de las muchas veces que cenéis juntos en la terraza. Da igual que haga frío o llueva… tener una terraza cubierta es un gran lujo exclusivo que muy pocas viviendas tienen. Por eso, mientras empezáis a cenar, piensas que llamar para ver esta vivienda por primera vez fue una gran decisión.”¿No crees que tú también deberías hacerlo? Te estamos esperando para quedar y escribir juntos la primera línea de esta historia. Tu propia historia.
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