Papá, ¿me cuentas otra vez esa historia tan bonita de cómo formasteis nuestro hogar en 72m2?Claro Aitana, ven, siéntate a mi lado. Llama a tu hermano también que, aunque él aún no había nacido seguro que le gusta oír este precioso cuento.Era una calurosa tarde de abril y vuestra madre y yo habíamos descartado innumerables pisos. Ninguno conseguía hacernos vibrar de ilusión y cuando habíamos perdido casi la esperanza, nos llegó una notificación de Instagram en la que nos avisaba en primicia sólo por ser “vivenders” de una oportunidad en la zona centro, justo al lado del colegio Moncayo. Emocionados y nerviosos llamamos a David y lo puso todo tan fácil desde el primer momento que sabíamos que la profesionalidad nos iba a acompañar en todo el proceso.Enseguida concertamos una cita y allí fuimos contigo en la tripa de mamá, a una zona bien comunicada con el metro Parque de los Estados a cinco minutos y con el parque al lado para que firulais pudiera disfrutar también.Supimos que esta sí iba a ser la definitiva en cuanto vimos la distribución que tenía, un salón con zona de comedor para poder sentarnos a comer los tres juntos (no te enfades Daniel, que tú aún no estabas en nuestros planes).La cocina con sus dimensiones nos ofrecía infinitas posibilidades para poder renovarla a nuestro gusto, al igual que el baño con su ducha con mampara.Las habitaciones ya las veis ahora, la nuestra que era la doble y en aquel momento necesitábamos todo el espacio para cuando llegara el momento de la cuna.Teníamos dos habitaciones más por lo que conseguir ser la familia completa que somos ahora, estaba ya “chupao”.Además, firulais se iba a volver loco de contento en la terraza aprovechando todas las horas de sol en su colchoneta.Y así fue chicos, como conseguimos hacer de una vivienda nuestro hogar.
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