Entre las calles Cruz Roja y León XIII, donde la ciudad respira vida y memoria, se alza esta casa con alma. No es solo un lugar donde vivir, sino un espacio donde suceden cosas: conversaciones que llenan el salón, aromas que suben desde la cocina y tardes de sol que terminan en la azotea, bajo un cielo íntimo y sereno.Desde el zaguán de entrada, se siente el eco de los días tranquilos. Un local en la planta baja espera nuevas ideas: un taller, un estudio, un pequeño comercio, o quizás ese rincón propio que siempre soñaste. El patio, silencioso y discreto, guarda secretos del tiempo y ofrece calma al corazón de la casa.En la primera planta, la vida toma forma: dos dormitorios que miran a la calle, donde los días se despiertan con luz. El salón, cálido y acogedor, es testigo de sobremesas largas y libros abiertos. La cocina huele a hogar, y el baño, sencillo y cómodo, acompaña la rutina con discreción.Subir a la segunda planta es acercarse al cielo. Dos dormitorios más guardan sueños nuevos, y un baño adicional brinda comodidad a una casa que crece contigo. La azotea, abierta y generosa, es ese rincón donde el tiempo se detiene: para tender ropa al sol, cuidar plantas, mirar las estrellas o simplemente respirar.
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