Hay lugares que no se explican, se sienten.En la ladera de Montisol, entre los pinos de la Sierra de Espuña, hay una casa que mira al valle y, en los días claros, alcanza a ver el mar.Una casa nacida en 1983, sólida y honesta, que ha envejecido con belleza.Al llegar, el camino se abre a una parcela de 1.000 metros cuadrados, rodeada de verde y silencio.El porche de entrada, con su barbacoa de piedra, invita a las comidas largas y las tardes sin prisa.Desde el balcón principal, el paisaje se expande: montañas, nubes y horizonte. Es ese tipo de vista que te recuerda por qué decidiste frenar el ritmo.Dentro, los espacios respiran calma.El salón con chimenea conserva el encanto de las casas de antes; la luz entra generosa por las ventanas —algunas ya con doble acristalamiento— y la casa se siente cálida, habitable, real.No tiene lujos modernos, pero lo compensa con algo más valioso: carácter y serenidad.Bajo la vivienda, una planta diáfana de 120 m² espera a quien quiera darle una nueva vida: un garaje amplio, una casa de invitados o quizá un pequeño refugio rural.Y todo a solo cinco minutos del Santuario de La Santa de Totana, uno de los rincones más especiales de la Región de Murcia.Cerca de todo, pero lo bastante lejos para que reine el silencio.📍 Montisol – Aledo (Murcia)🚗 5 min de La Santa, 15 min de Totana, 40 min del mar, 50 min de Murcia capital🏠 247 m² construidos sobre parcela de 1.000 m²💧 Suministros activos y acceso asfaltadoEsta no es una casa más.Es el lugar donde el tiempo se detiene y la vida vuelve a tener sentido.
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