Imagina un antiguo restaurante que una vez fue el corazón del valle lleno de vida y de risas.Sus fachadas de piedra, su soportal y la balconada cuentan historias de épocas pasadas, conservando el encanto nostálgico. La puerta de entrada parece susurrar recuerdos de clientes que alguna vez cruzaron el umbral. Al entrar por el amplio recibidor que nos lleva a la cafetería, el eco de los pasos resuena en el silencio. La Chimenea, aunque apagada, todavía aporta calidez y nos traslada a las tertulias de las tardes de domingo acompañadas de chocolate con churros. Y la cocina, ahora inactiva, aún guarda el aroma de platos deliciosos.Las salas del comedor, con las mesas sin vestir, testigo de tantas bodas y homenajes esperan nuevos comensales. Las habitaciones, ahora vacías, tienen un aire melancólico.La planta bajo cubierta tiene una vivienda, que espera nuevas familias, y una zona diáfana que puede convertirse en un apartamento que dé cobijo a futuros clientes.Afuera, el jardín crece descontrolado con flores silvestres, esperando ser la terraza que tanta vida tuvo en el pasado.Este edificio de hostelería en desuso, junto con la finca contigua que dispone de una nave y un cenador, permanece como un testigo silencioso de la historia del valle, esperando el día en que pueda renacer y volver a ser un lugar de encuentro y alegría. Además ofrece la oportunidad de convertirse en una casona para albergar a toda la familia y juntos disfrutar de grandes momentos en esta finca única a orillas del rio Saja.Situado en el municipio de Mazcuerras y a tan solo 3 Km de Cabezón de la Sal, se encuentra en un entorno natural de incomparable belleza, ideal para atraer tanto a turistas como a visitantes.
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